El proceso de diagnóstico debe ser planeado con mucho cuidado por profesionales y jefes de talleres según los recursos disponibles.
Muchas veces, debido la falta de conocimiento, se saca poco provecho de los aparatos de prueba que quedan arrinconados o arreglados estratégicamente para encantar al cliente.
No basta tener un taller bien instalado y lleno de aparatitos todavía hace falta el componente principal: gente de ojo, con la pasión de un “Sherlock Holmes” y despejadas. No todos tienen facilidad para la investigación, pero pueden ser excelentes profesionales con habilidades envidiosas en otra plaza del taller.
Elevar el estándar de calidad y reducir el tiempo de trabajo son exigencias para estar adelante de la competencia. Para tener éxito es imprescindible establecer procedimientos de diagnósticos, no dejar aparatos subutilizados y capacitar a la gente.
No es algo sencillo pues involucra varios factores, como: experiencia profesional, conocimientos teóricos, habilidad de manejo de los aparatos de pruebas, conocimientos de ciertos detalles acerca del sistema o modelo del vehículo, etc.
Actuar en equipo, explotar la excelencia de cada profesional, promover el desarrollo personal y profesional de sus colaboradores son sugerencias de peso al que maneja un taller.
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